EL QUESO DEL TÍO AURELIO

18,00 

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CONTENIDO

Queso de Cabra El Tío Aurelio, El Veratino (peso +/- 700g)


ALÉRGENOS

Lactosa

Queso de cabra elaborado tradicionalmente en Extremadura.

Queso del Tío Aurelio: El Sabor Inconfundible de la Tradición Caprina

El Queso del Tío Aurelio es un queso curado de leche de cabra pasteurizada, creado siguiendo la tradición y el saber hacer de los maestros queseros de la región. Este queso es perfecto para los más exigentes, con ese sabor característico a caprino, pero delicado, que lo convierte en un manjar único. Su color marfil es otro de sus sellos distintivos, y su textura es firme a temperatura ambiente, pero se convierte en una suave torta con un ligero toque de calor. Ideal tanto para comerlo de forma natural como para utilizarlo en tus recetas. Atrévete a probarlo con una pizca de Pimentón de La Vera y descubre un nuevo nivel de sabor.

Ingredientes:

Leche de cabra pasteurizada, cuajo animal, cloruro cálcico, conservador E-252 y sal.

Elaboración:

El Queso del Tío Aurelio se elabora siguiendo la tradición de la Comarca de La Vera, una región con una rica historia quesera. Todo comienza con el pastoreo de las cabras en la Sierra de Gredos, donde se alimentan de plantas autóctonas como la jara, el brezo y el tomillo, lo que enriquece la leche con aromas y texturas únicas. Desde el ordeño hasta la recogida de la leche para la elaboración, transcurren menos de dos horas, garantizando frescura. Se pasteuriza la leche a 72ºC, se le añade el cuajo animal natural, y después se coloca en moldes para el proceso de prensado y sazonado. Tras la maduración, el queso se seca durante 90 días, lo que le otorga su sabor y textura incomparables.

Conservación:

El Queso del Tío Aurelio debe mantenerse en un lugar refrigerado entre 4º y 8ºC para asegurar su calidad.

Consumo:

Este queso presenta un formato cilíndrico con una corteza irregular y rugosa. Al corte, se caracteriza por un color amarillento y pequeños ojos distribuidos de forma uniforme. Con un sabor intenso y pronunciado, su toque ácido lo convierte en una pieza imprescindible en tu tabla de quesos. A temperatura ambiente, su textura es firme, pero se transforma en torta con un toque de calor, siendo perfecto para cocinar o disfrutar de forma natural. Sin duda, una apuesta segura para los amantes del queso.